Todos tenemos un niño interior y es nuestro deber, por salud física y emocional, cuidar de él; debemos aprovechar cada día para celebrarlo y ayudarlo, pues todos los seres humanos tenemos la necesidad de volver a ser como niños, independientemente de la edad, para no perder la frescura, la gracia, la creatividad y la conexión con la pureza de nuestra esencia.
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Cuando somos adultos olvidamos o descartamos de nuestras vidas ese niño interno, pensamos que como ya crecimos ya él no existe, y así vamos perdiendo la alegría de vivir, la inocencia, el placer de estar por estar, la magia de ilusionarnos con cada nuevo descubrimiento y la naturalidad que teníamos cuando éramos pequeños. Cometemos el error de desaparecer al niño interno para darle paso al adulto, sin saber o ignorando que ambos deben caminar juntos.
Y, ¿por qué caminar juntos?, pues, nuestro niño interno posee el espíritu de la verdad, la espontaneidad y la autenticidad absoluta, entonces si reprimimos los impulsos del niño interior, el adulto se convierten a veces en alguien frío, distante, quejón, triste, amargado, estresado, frustrado…
Porque es que el niño que llevamos dentro es esa parte de cada uno de nosotros que está viva, llena de energía, es creativa y se siente realizada. Es nuestro yo auténtico, lo que somos realmente, de ahí que cuidarlo es de vital importancia para la mejora emocional y para mantener una sana autoestima.
Hoy encontré este texto escrito por Julio Andrés Pagano para hablarle a tu niño interior y quiero compartirlo con ustedes:
El retorno de la magia
En un acto de amor, desde mi niño interior voy a remontar un flamante barrilete, con forma de corazón, para dejar en nuestro cielo interno una cálida señal que nos inspire a mirar más allá de las estrellas. Será en ese tierno contemplar que el universo jugará a espejar nuestra esencia divina, revelando, con celestial belleza, que todo está entrelazado. Somos parte del inmenso arco iris que trae a la Tierra el color, para avivar su esplendor y anunciar el retorno de la magia.
La magia aflora cuando el color se conjuga con el amor y recuperamos la inocencia que en nuestro contacto con la oscuridad de la inconsciencia fuimos capaces de olvidar, para seguir aprendiendo. Es en la onda encantada de ese constante aprender que ahora la existencia nos invita a pintar la vida con la sabiduría del alma, creando contextos equilibrados, conscientes, alegres y luminosos, para que todos podamos sentir que llegó el tiempo de vibrar en armonía.
¿Te sorprende que haya utilizado un barrilete y no un elemento más movilizante a modo de señal? Fuimos llamados a evocar el poder de la pureza, que conserva su grandeza en todas las cosas simples. El barrilete nos anima a jugar, nos recuerda volar y también amplía nuestros marcos de percepción, al permitirnos redescubrir la luz de nuestros espíritus reflejada en el firmamento. El hilo está ahí para que no olvidemos nuestra sagrada conexión con la materia.
Celebro porque entre todos estamos despertando. Estamos recordando. Estamos liderando una gran revolución, que no deja huecos para que prospere el lamento, pues dentro de cada Uno está saliendo el Sol. Honremos el arduo camino recorrido, agradeciendo lo aprendido en la senda del dolor, y giremos la página para que en el libro de la vida comience a escribirse el capítulo dorado, en donde el Ser Humano será un claro testimonio sobre el triunfo del amor.
En el espacio más sensible y cristalino, en donde mora nuestro brillo original, hoy dejo volando este hermoso barrilete rojo para que entres a jugar cuando necesites recordar la pureza de tu esencia. Mientras tanto sigamos coloreando la trama de la vida, alentando a que otros sientan que quieren abrirse y cambiar su manera de vibrar, para poder disfrutar de la breve estadía en la Tierra. Gracias por amar, por ayudar a humanizar y por hacer posible el retorno de la magia.
H/T – Estabueno