Los ángeles son nuestros mejores amigos espirituales, y es que son seres celestiales y de luz que nos acompañan en todo momento desde que nacemos hasta que dejamos esta Tierra, por lo tanto, nos conocen perfectamente, saben cuál es nuestra historia de vida, saben cuáles son nuestros más grandes sueños y anhelos y su misión consiste en traer paz y amor a nuestras vidas, y recordarnos que somos seres libres e ilimitados en nuestra verdad espiritual.
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Los ángeles existen. No los vemos con los ojos del cuerpo pero sí con los de la fe; ellos son seres puramente espirituales, dotados de inteligencia, voluntad y libre arbitrio, elevados por Dios al orden sobrenatural con energía pura, espíritus elevados. Fueron creados perfectos libres de las limitaciones de lo humano.
Pero, ¿cómo se manifiestan ellos en nuestras vidas?
Nuestros Ángeles se comunican con nosotros a través de nuestra Aura, ya que es nuestro campo de energía lo que ellos perciben. Todas nuestras emociones, nuestros pensamientos, incluso los más secretos, forman alrededor nuestros un arabescos luminosos, un verdadero alfabeto que los Ángeles están en condición de descifrar.
Estos símbolos de colores son los que atraen hacia nosotros éstos seres de luz, que se encuentran sobre nuestra misma longitud de onda. Esto ocurre a cada instante de nuestra vida diaria y durante el sueño.
Además, nuestros sueños son bien visibles y quedan grabados en el aura que nos rodea. Pero estos sueños muchas veces atraen también a energías sutiles oscuras.
Por medio de esta ley inmutable, un sueño con ánimo gozoso atraerá seres gozosos, uno con ánimo hastiado atraerá sobre sí vibraciones de hastío, uno deprimido se rodeará de depresiones, etc. Todos los planos, desde los más sutiles a los de la vida cotidiana están condicionados solamente hacia nosotros, ya que somos los constructores de nuestra vida.
Si tienes un sueño o pensamiento con el que no estés de acuerdo, comienza a eliminarlo mentalmente y solicita la ayuda de tu ángel guardián para limpiar cualquier entidad oscura que se haya quedado adherida en tu aura por medio de esa pesadilla.
Los pensamientos, los deseos, las intenciones, los sentimientos, las palabras, los sueños y las acciones son vibraciones que al salir de quien las emite, inmediatamente impresionan la substancia del cuerpo mental reflejando un color; luego se convierten en formas de vida que actúan y afectan a todo aquello con lo que se ponen en relación.
El color de nuestra aura
A nivel energético, nuestros pensamientos y actitudes, son lo que le dan color a nuestra Aura.
Si nuestros pensamientos y acciones derivan del amor, la bondad, etc., nuestra Aura estará matizada de colores claros.
Si nuestros pensamientos y acciones provienen del rencor, el odio, la envidia, la tristeza, el enojo, las preocupaciones, o cualquier sentimiento negativo, nuestra Aura se irá tornando gris.
Mientras más obscuros sean nuestros pensamientos, más denso será nuestro campo energético, hay quienes tienen un Aura totalmente negra.
Establecer contacto con nuestros Ángeles no es tan fácil como lo hacen creer muchas teorías, ya que esto denota nuestra falta de fe hacia la vida, hacia Dios y hacia nuestro Ángeles.
Los ángeles existen para glorificar a Dios
Los ángeles son entidades celestiales que como función más importante tienen ser el nexo, la comunicación entre lo humano y la divinidad. El nombre de ángel deriva del latín Ángelus y del griego Angelos, significando Mensajero de Dios. En hebreo se dice מֵלְאָךְ, que también significa mensajero.
Dios creó a los Ángeles para conocerlo, amarlo, servirlo y proclamar sus grandezas, ejecutar sus órdenes, gobernar este universo y cuidar de la conservación de las especies y de los individuos que él contiene.
Como príncipes y gobernadores de la gran Ciudad del Bien, la que se refiere a todo el sistema de la creación, los Ángeles presiden, en el orden material, el movimiento de los astros, la conservación de los elementos. Unos cuidan de los cuerpos celestes, otros de la tierra y de sus elementos, otros de sus producciones, árboles, plantas, flores y frutos.
A éstos, está confiado el gobierno de los vientos y mares, de los ríos y fuentes; a aquellos, la conservación de los animales. No hay una criatura visible, ni grande ni pequeña, que no tenga una potencia angélica encargada de velar por ella.
H/T – Infomistico