Cómo sanar el vínculo con tu madre y volver a conectarte con la vida

Nuestra madre es nuestro pilar, nuestro punto vital de supervivencia; es el vínculo más importante que podemos tener con alguien y que, asimismo, puede marcar toda nuestra vida, para bien o para mal.

Nuestra madre es nuestro pilar, nuestro punto vital de supervivencia; es el vínculo más importante que podemos tener con alguien y que, asimismo, puede marcar toda nuestra vida, para bien o para mal.

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Es habitual tener temas pendientes con seres queridos, esas que hieren nuestro niño interno y marcan nuestra adultez, afectando nuestras relaciones futuras y nuestro amor propio, o nos provoca estancamiento o, incluso, problemas de salud físicos y emocionales. Y en este sentido, una de las personas que más nos marcan es, precisamente, nuestra madre.

Y es que desde que llegamos al mundo, la madre lo es todo, lo enfoca todo; ella nos da alimento, afecto, protección… para las mujeres, la madre entrega la referencia del modelo femenino y para los hombres, es la guía por la cual elegirá a su pareja.

Son muchos los sentimientos que podemos tener con nuestra madre, desde agradecimiento y afecto hasta rechazo y abandono, indiferentemente de las circunstancias, hayan sido voluntarias o no. El caso es que ya cuando somos adultos ya no nos debemos enfocar en buscar culpables o razones del porqué, sino, mas bien, buscar herramientas para ir sanando esta relación con nuestra madre, esté o no presente en nuestras vidas.

Como todos llevamos un niño interno herido, es importante, en primer lugar, comenzar el proceso de sanación con él: saber de qué forma fue herido, dónde, cuándo, identificar los efectos y síntomas físicos y emocionales y así liberar esa energía.

Una vez reconocido esto y ser consciente de ese sentimiento, el próximo paso para avanzar en la sanación es comprender la importancia de perdonar a nuestra madre, pues, esto es, en sí, un proceso liberador, que con el sólo acto de poner la intención en el perdón comenzamos a soltar.

Nuestra madre es como es, buena o mala, equivocada o no… ¡Acéptala, ámala, respétala!

Puedes hacer el siguiente ritual para sanar la relación con tu madre y nos las regala el sitio soy espiritual, incluye, una carta realmente hermosa para esto.

Esta carta debe ser leída sin interrupciones y consciente de lo que estás pidiendo. La idea es hacerla de manera enfocada. Mientras la lees también deberás escribirla.

A continuación, enciende una vela blanca dentro de un plato que estará con agua. Una vez que termines tu carta la quemarás con la flama de la vela y las cenizas deberán caer en el agua. Según el ritual, luego deberás enterrar en tu jardín o macetero el agua con las cenizas de la carta y la vela dejar que se consuma en su totalidad.

Carta para borrar memorias dolorosas:

“Madre, perdóname por fundirte con mis recuerdos, por no distinguir que eres un ser espiritual que amorosamente se prestó a la obra de teatro que protagonizamos en la tierra.

Perdóname por hablarte de cualquier manera, por desconocer que tenemos un pacto, por herir tus sentimientos a partir de mis propias percepciones. Perdóname por cada minuto en el cual creí que todo se trataba de ti y no de mí.

Perdóname por nuestra historia juntas, por pretender cambiarla, por no superarla.

Perdóname porque no me es fácil saber y sentir quien eres realmente, porque a través de ti sólo veo a mi niña lastimada, porque sólo percibo dolor.

Perdóname por querer marcharme de tu vida, perdóname por haberme ido, perdóname por no querer volver a ti, perdóname por no honrarte y no amarte lo suficiente.

Me perdono completamente porque yo no tengo manera de saberlo todo, porque soy tan inocente como tú. Me perdono completamente por mi capacidad latente para lastimar, para resentir, para dañar, para odiar, nada de esto ha sido creado conscientemente, una fuerza interior, una razón, una memoria, una queja, un deseo y mi necesidad de escapar del dolor me impulsó.

Yo merezco perdonarme completamente y lo hago ahora. Sin duda alguna, te doy las gracias porque en un acto de amor consciente o inconsciente me trajiste a la vida, a este mundo que me ha ofrecido todo para que yo pueda conocerlo.

Gracias por lo vivido, por las experiencias juntas, por los dolores, por las lágrimas, por las risas, por las ausencias, por las heridas abiertas, por las palabras bonitas y por las que no lo fueron tanto, todo ello me ha forjado como el ser humano que soy. Te doy gracias porque existes en algún lugar de mí ser y porque escuchas ahora. Te bendigo.

Lo siento por las memorias de dolor que comparto contigo, te pido perdón por unir mi camino al tuyo para sanar. Te doy las gracias porque estás aquí para mí y te amo por ser quien eres. También te amo porque estás en mis recuerdos y porque es el momento de hacerlo, nunca antes lo fue. Estas palabras surgen, nacen, brotan y florecen a mí ser cuando el tiempo de mi mente es perfecto, el amor me busca ahora y me reencuentra contigo. Yo elijo estar en paz contigo, yo soy esa paz en ti y en mí. Yo soy paz. Yo honro mi vida y la tuya tal cual como fue, tal como es. Yo hago una reverencia ante tu ser de luz que es quien yo soy.

Hecho está. Gracias, gracias, gracias”.

¡Acepta a tu madre, ámala, respétala, perdónala… Y TE LIBERARÁS!

H/T – Gioteca

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